Cuando miramos a nuestro alrededor, no vemos a dos personas iguales, ¿verdad?
Hoy vi a muchos tipos de personas. Fui a la playa, y tanto en el trayecto como en mi destino, tuve la oportunidad de ver a personas bastante diferentes...
En el camino de ida, un grupo de... "canis", molestaron en el autobús. No molestaron directamente a los demás, pero sí pusieron su música en alto y me acabaron molestando a mi por ello. Yo, y mi música, oyéndola por los auriculares mirando por la ventana mientras ellos, vociferando, escuchaban flamenquito y lo que pillaran.
En cambio, en el mar, vi a un hombre mayor algo dejado sentado en las rocas con una bicicleta y una caña de pescar. Llevaba consigo más utensilios, como algunas latas de comida y redes, bolsas con algún contenido y otras cosas más en las que no llegué a fijarme. Me llamó realmente la atención su bicicleta, antigua y vieja. El hombre miraba al mar y luego abrió una de sus latas de comida. Le observé e hice la foto que integra a esta nueva entrada. Cuando pasó un tiempo, y volví a mirar, el hombre se percató de mi presencia y fotografié su bicicleta y caña mientras él estaba sentado un poco más allá.
En la parada del autobús me fijé en un hombre. Éste, de mediana edad, llevaba consigo una cámara. Estaba fotografiando algo y luego la guardó. Me llamó la atención por eso, más que nada. No me fijé en la marca de su cámara pero por su aspecto intuyo que era una de las buenas. Me llamó bastante la curiosidad, no sé por qué.
Durante el trayecto a casa nuevamente coincidí con los canis que mencioné antes, teniéndome que sentar delante de ellos, pues el autobús estaba repleto. Molestaban con sus voces y música de tal manera que tuve que ponerme en mi mp3 la música más fuerte y al máximo volumen. Mi amiga les seguía el juego mientras yo miraba ensoñecida por la ventana... Uno de ellos me habló burlonamente una vez, preguntándome si yo sabía hablar. Le respondí "obviamente que sé" (me entraron ganas de añadir: "e incluso mejor que tú; pero para hablar de esas gilipolleces prefiero no hablar", mas me contuve) y volví a mirar por la ventana. Pensarían que soy una borde... pero para armar tal jaleo y no pintar nada en su conversación prefería estar en mi mundo.
Una vez el autobús se fue despejando, me percaté que el hombre de la parada viajaba en él. Le observé detenidamente durante un largo rato. Llevaba consigo un libro de mapas y otro de viajes, en japonés, según pude ver en la portada. La primera pregunta que se me pasó por la cabeza fue: "¿estará casado?" (o lo que es lo mismo, "¿tendrá pareja?"). Es extraño, pero así fue. Quise preguntarle y luego disculparme por mi atrevimiento, pero no fui capaz. Sólo que intuía que un hombre así no estaría comprometido; viajante solitario, con su mochila y guías, cámara y oscura ropa cómoda...
Llegué a mi parada y al bajar volví a mirarle, para ver qué hacía, si se bajaba o seguiría; pero se quedó parado en el bus, de pie. Nuestros ojos coincidieron y viré la mirada. Seguí mi camino y volví a mirar: iba a preguntarle al conductor algo que no sabré (ni me interesa). ¿Adónde iría tal señor? No lo sé. ¿Estaría comprometido pues? Quizás, o quizás sea de esas personas que prefieren llevar una vida solitaria pero intensa.
Si tuviera que elegir un prototipo de vida teniendo en cuenta estas tres de hoy, sin duda escogería la del viajante. Me gustaría recorrer el mundo, conocer pensamientos, puntos de vista, culturas, personas... distintas a lo que conocemos; inmortalizar cada recuerdo; vivir algo bohémica... pero con una diferencia: no en soledad.
¿Quién quiere viajar también?
Hoy vi a muchos tipos de personas. Fui a la playa, y tanto en el trayecto como en mi destino, tuve la oportunidad de ver a personas bastante diferentes...
En el camino de ida, un grupo de... "canis", molestaron en el autobús. No molestaron directamente a los demás, pero sí pusieron su música en alto y me acabaron molestando a mi por ello. Yo, y mi música, oyéndola por los auriculares mirando por la ventana mientras ellos, vociferando, escuchaban flamenquito y lo que pillaran.
En cambio, en el mar, vi a un hombre mayor algo dejado sentado en las rocas con una bicicleta y una caña de pescar. Llevaba consigo más utensilios, como algunas latas de comida y redes, bolsas con algún contenido y otras cosas más en las que no llegué a fijarme. Me llamó realmente la atención su bicicleta, antigua y vieja. El hombre miraba al mar y luego abrió una de sus latas de comida. Le observé e hice la foto que integra a esta nueva entrada. Cuando pasó un tiempo, y volví a mirar, el hombre se percató de mi presencia y fotografié su bicicleta y caña mientras él estaba sentado un poco más allá.
En la parada del autobús me fijé en un hombre. Éste, de mediana edad, llevaba consigo una cámara. Estaba fotografiando algo y luego la guardó. Me llamó la atención por eso, más que nada. No me fijé en la marca de su cámara pero por su aspecto intuyo que era una de las buenas. Me llamó bastante la curiosidad, no sé por qué.
Durante el trayecto a casa nuevamente coincidí con los canis que mencioné antes, teniéndome que sentar delante de ellos, pues el autobús estaba repleto. Molestaban con sus voces y música de tal manera que tuve que ponerme en mi mp3 la música más fuerte y al máximo volumen. Mi amiga les seguía el juego mientras yo miraba ensoñecida por la ventana... Uno de ellos me habló burlonamente una vez, preguntándome si yo sabía hablar. Le respondí "obviamente que sé" (me entraron ganas de añadir: "e incluso mejor que tú; pero para hablar de esas gilipolleces prefiero no hablar", mas me contuve) y volví a mirar por la ventana. Pensarían que soy una borde... pero para armar tal jaleo y no pintar nada en su conversación prefería estar en mi mundo.
Una vez el autobús se fue despejando, me percaté que el hombre de la parada viajaba en él. Le observé detenidamente durante un largo rato. Llevaba consigo un libro de mapas y otro de viajes, en japonés, según pude ver en la portada. La primera pregunta que se me pasó por la cabeza fue: "¿estará casado?" (o lo que es lo mismo, "¿tendrá pareja?"). Es extraño, pero así fue. Quise preguntarle y luego disculparme por mi atrevimiento, pero no fui capaz. Sólo que intuía que un hombre así no estaría comprometido; viajante solitario, con su mochila y guías, cámara y oscura ropa cómoda...
Llegué a mi parada y al bajar volví a mirarle, para ver qué hacía, si se bajaba o seguiría; pero se quedó parado en el bus, de pie. Nuestros ojos coincidieron y viré la mirada. Seguí mi camino y volví a mirar: iba a preguntarle al conductor algo que no sabré (ni me interesa). ¿Adónde iría tal señor? No lo sé. ¿Estaría comprometido pues? Quizás, o quizás sea de esas personas que prefieren llevar una vida solitaria pero intensa.
Si tuviera que elegir un prototipo de vida teniendo en cuenta estas tres de hoy, sin duda escogería la del viajante. Me gustaría recorrer el mundo, conocer pensamientos, puntos de vista, culturas, personas... distintas a lo que conocemos; inmortalizar cada recuerdo; vivir algo bohémica... pero con una diferencia: no en soledad.
¿Quién quiere viajar también?
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