31 de agosto de 2010

Poesía - Me encanta

Me encanta respirar el fresco y puro aire de la noche.
Me encanta la gente que sueña como yo.
Me encanta un suspiro por amor,
el miedo a crecer, con ansias, a la vez.
Me encantan las personas que viven para una revolución.
El olor de las flores, el olfato del mar.
Me encanta quien imagina,
quien crea, quien quiere progresar.
Pasear por el casco antiguo de la ciudad,
observar un pájaro piar.
Cerrar los ojos, y crear... mi fantasía.
Me encanta imaginar que me besas.
Crear mi mundo a tu lado.
Me encanta cuando el humano interactúa con la naturaleza.
Me encantan las personas que se estremecen con una canción.
Me encanta tu mirada y tu sonrisa.
Me encantas .

Texto - Historia del imposible

Sabía lo que sucedería desde el momento en el que entré en aquella sala. Preveía que aquella sensación de anhelo regresaría de una forma fuerte y arrebatadora. “Sé fuerte” me decía. Pero me resultaba imposible destruir esas cadenas de sentimientos que se agrupaban desbocadamente por todo el espacio de mi sustancia. Consecuentemente, tremendas ganas de desbordar esa sensación por mis cuencas oculares se crearon, pero me contuve por moderación. Sonreía sin apetecerme.
Pero ante mí se encontró aquel tremendo ser motivo de mi frustración recóndita y extensa que me provocaba las ganas de llorar.
Sé fuerte” volví a repetirme.

Inevitablemente...
                                     ...mis lágrimas rodaron por mis pómulos níveos de la impresión.


Huí. Corrí, a un rincón de algún lugar sin importancia; daba igual al que fuese con tal de refugiarme y sentirme oculta de la multitud que iba dilatándose por aquel espacio.

Pensamientos perturbaban mi ser. Éstos no eran simples, ni tampoco complejos, simplemente inadecuados. Inadecuados para una persona como yo, una persona que presenciaría un futuro lejos de personas como él, lejos de él.
Pero no podía controlar aquellos impulsos enjaulados, aquellos únicos que siempre contenía por no dañar ni asustar a las correspondientes entidades.

Debía guardarlos en mi fuero para siempre, y dejar de llorar por su presencia o ausencia en constante cambio.
Debía “ser fuerte” y asumir la distancia, kilométrica a pesar de la cercanía, inevitable por las circunstancias que el destino impuso.

Me acurruqué sobre mí y cerré mis ojos empapados mientas apoyaba la cabeza entre las piernas. “Nunca” pensaba. “Nunca”. Oí una voz en mí.
¿Por qué decir nunca? ¿Acaso el futuro se conoce? No. El futuro es una porción del tiempo desconocida, una dimensión aún por ver, que se aproxima y marcha según avanzamos por la travesía de la vida. Se puede prever, especular o predecir, pero no con certeza y seguridad. Dudemos del futuro.”
Aún así, mi alma no permanecía tranquila. “Nunca” repetía una y otra vez, inconforme con la situación, triste, inunda en la plena nostalgia de un ayer moderado pero incompleto.

Nunca, pero... sé fuerte” Ahora sumada esa negativa palabra, repetía una y otra vez la frase en mi interior.

Miré dentro de mí y encontré una sombra tumbada en aquel océano intrínseco. Era yo. Permanecía inmóvil en aquella nocturnidad eterna e infinita a modo de cadáver. No gesticulaba, no parpadeaba; fijaba su mirada en su propio caos interno. Ya no brillaba, ya no pensaba, ya no deseaba.

Observando su oscuridad interior de la cual no podía salir, vi un punto blanco. Lo miré detenidamente, especulando qué podría ser. Corrí hacia él y rocé mis pestañas embadurnadas con el rímel la circunferencia del punto, que se volvió del tamaño de una canica.
Vi a una niña llorando. Le pregunté inevitablemente qué le sucedía, y me dijo “has dejado de desear”. “¿El qué?” le pregunté.
-“Has dejado de desear la vida. Has dejado morir la llama del querer, la llama que impulsa tu cuerpo a sonreír”.
-Sigo sonriendo.
-“Finges sonrisas, falsas sonrisas. Ya no ríes, ya no lloras de felicidad. Ya no sueñas, ya no deseas avanzar. Te estancas en un mundo idílico e improbable de pasar”
-Eso es mentira. Yo vivo, quiero la vida.
-“No vives, estás muerta. Muerta interiormente, ¡mírame llorar! Soy tú en tu infancia soñadora y esperanzada, que deseaba ser, soñaba con tener, ¡nunca se rendía y siempre se levantaba al caer!
Mira lo que tienes y deseas y ve a por más que esté dentro de tus posibilidades y sueños, que no sean imposibles ni condicionados por entes ajenos. No permitas tu muerte por la imposibilidad impuesta por el destino, son pruebas que has de superar para conseguir completar el camino.”
-¿Qué camino?
-“El de la vida. La vida no es felicidad, la vida, con los deseos que sentimos en ella, es como un campo de rosas, donde éstas son los deseos de los humanos. Todos las quieren ver muy bonitas y aferrar esa belleza, aferrar su deseo. Pero esa belleza contiene espinas, que son los infortunios del destino respecto a la vida pensada.
Tú has querido acoger entre tus brazos esas rosas durante el viaje. Quieres llevarlas contigo a la meta, junto a tus deseos posibles. Haces bien, pero hay una rosa que contiene una espina muy punzante, y no eres la adecuada para portarla. Otra persona lo hará, otra a quien no le sangre al desearla y cogerla porque sea la adecuada para ella. Tú no lo eres. Mírate. Estás sufriendo, y al paso que lo haces cada vez más y más, las otras rosas que sí son tuyas caen y se marchitan al no tener tu esencia para alimentarlas”.
-¿Me estás diciendo que abandone la lucha?
-“No. La lucha ya la has abandonado. ¿Crees que eres más fuerte por sufrir y no ver más allá de tus lágrimas? ¿Crees que es de valientes abandonar tus sueños por un imposible?”
-No hay nada imposible.
-“Sí que lo hay. La firmeza y tozudez de un pensamiento harán que las cosas puedan ser imposibles o muy improbables. No te encierres en una esperanza tonta, en un sentimiento amargo aun bonito; sigue adelante, no abandones tus otras aptitudes. Despierta.”
-Pero...
-¡¡Despierta!!

Me sobresalté. La última imagen de la niña que vi fue su rostro gritándome colérica. La siguiente fue la de un compañero que vino a buscarme, el cual se turbó al ver mi estado azorado y despierto extasiado tras un supuesto sueño.
¿Qué te sucede?” Preguntó. “Has estado llorando, ¿verdad?”
Nada. Ya nada. A partir de hoy perseguiré mis deseos probables y admitiré el presente tal y como es sin apagarme por los imposibles.”

Poesía - Llorar

Llorar, llorar, llorar...
Llorar esperando un estado que no llegará.

Creía que había conseguido
desprenderme de esos fuertes hilos
que tensaban de mi luz a tu alma
que mi ser tanto y tanto amaba.

Creía haberte apartado
en mi más bello recuerdo
pero presencias cada segundo
de mi por ti apagado pensamiento.

Ya sí acabó todo,
ya sí soy esclava del dolor
pues no veré tu rostro
más que en el recuerdo de mi amor.

Ya no veré tus sonrisas,
tus manos, tu piel, tu color.
Sólo tendré la premisa
de que sin ti, moriré yo.

Poesía (enreversada) - El Amor

Porque el amor es un camino de cenizas fecundas,
la amistad un conjunto de sonrisas profundas;
a veces engañadoras, a veces reales
que sólo permanecen en segundos afables.

Porque en los momentos de odio pienso en amor,
en momento de amor rehuyo del odio;
tolerante me siento ante todo el placer
de sentirme querida, amada y querer.

Querer correspondencia, paz y reminiscencia
de todo recuerdo vivido y porvenir,
de todo aquel que mi alma completa
calmando el murmullo de la descontrolada sed.

Tu alma se agita tempestuosa en sus ojos
sangrientos del emane continuo del dolor;
chocaste en su fuero y un sentimiento de odio
de toda su calma fue el que nació.


Dañaste imperante esa felicidad constante
que parecía emanar de sus poros brillantes,
apagando su fuego y creando cenizas
que solo volaron revelando su vista.

La bella flor, alegre y esbelta
marchita, y seca crujiendo en el acto
su delicado cuerpo, de agradable perfume,
pálido, joven, pequeño y delgado

¡Oh!, soledad impetuosa, que se alza ante mi,
me acompañas por las noches, solitaria sin dormir
yaciendo cadáver en mi lecho, inmóvil
al llover en mi cara símbolos del dolor.

Querías complacer esa parte de tu alma
que rota quedó por ese amor incontrolable;
querías complacer ese “tú” del pasado
que lloró por amor tantos y largos años.

Mas mi presencia, inocente y piadosa,
aunque a veces en su pasado goza
intentando complacer promiscuos pensamientos,
pienso en el amor que por ti siento...
se esfuma cada suspiro de anhelo.

Mas tú como animal en celo
retomaste camino de la nostalgia,
Fortuna te mostró el final de tu deseo
que recogiste rememorando ayer amargo.

Rompiste bellas promesas ulteriores
donde creaste realidades falsas,
encendiendo una nueva y poderosa llama
que luego acabó por quemar mi sustancia,

destrozada, quedando oculta bajo la mentira.
¡Arrincona el pasado y vive el presente!
Los amores que no fueron antes
son ahora solo recuerdos inertes.


Me desvestiste pasional, de carne y alma,
descubriste profundidades inéditas,
te retozaste entre mis gracias femeninas
que yacían virginales y secretas.

Me acompañabas en constantes momentos
desde los más placenteros a los tormentos;
siempre conté con tu compañía que
me despertaba, y por las noches, dormía.

Empero la soledad ahora fenecida me hace;
por mis ojos sangre transparente brota,
arremolinándose en los charcos que me rodean.
Mirada perdida en un imperceptible punto del aire

y enmudezco, sin palpar en mis labios sonido,
que ahora pálidos sin color reposan.
Se sienten muertos, vacíos como mi individuo,
No son aquellas que besaste carnosidades fogosas.

Amores falsos, jinetes del desierto,
secando a su paso corazones bombeantes.
El frío cubre ahora como el hielo superficies
mi interior sin poderlo parar,

no me digas, vida mía
que lo nuestro sólo fue amistad.
Porque tus sonrisas fueron pura farsa
entonces, y ahora solo ansío llorar...

Te solazaste sin yo saber, con aquel amor
que jamás antes te dio ese placer;
más vale no dejarse llevar por los recuerdos...
o agoniza el presente y flamante querer.

Soy ahora como Eros, que te salvó
del abismo oscuro del dolor;
el tormento se anidaba en tu alma
y un despertar resurgió.

Renacimiento íntimo,
una nueva época de esplendor;
antes no te fue correspondida,
y ahora ¿es así como pagas mi amor?

Poesía - Sed

De infante yo era tan fría
como un gran hielo en el mar
mas ahora soy cálida
como el sol primaveral

Las circunstancias nos hacen
modifican nuestro ser
¡mejor vivir en la luz!
que ocultos y muertos de sed

Sed de juventud, disfrute, amor
no odiosa soledad y penumbra
sed de conocer, descubrir, sentir
y llegar sonrientes a la tumba.

Texto - Palabras del impulso

Agobio. Recuerdos. Pasado. Gritos. Miedos. Presente. Rincones. Futuro.
Discusiones que van y vienen, pero siempre se mantienen; nunca se van definitivamente. Mañana pueden regresar, pasado. Quizás dentro de cinco minutos.

|Ganas de escapar encierro, ganas de salir corriendo|

A veces la evasión que necesito es tan grande que creo volverme loca. Mi cabeza empieza a dar vueltas por los rincones más insólitos del pensamiento, por los más absurdos, aquellos que no te llevarán a ningún destino correcto y que crearán de ti un monstruo momentáneo.
Y camino, camino entre esas palabras vagantes entre mis neuronas, que buscan evacuarse en la envoltura del grito.

-¿Puedo gritar?
-<<Hazlo, si lo necesitas de veras>>
-No puedo, aunque algo aprisiona mi pecho.

La angustia me consume. Cada día soportando el pesar y no saber adónde mirar. Busco sedantes, calmantes, relajantes...

La música puede ayudar a calmar, pero la mayoría de las veces sirve como incentivo psicótico que altera los nervios y empeora el estado.
Y llegan...
...Momentos de apogeo emocional. Cúspide en la que tus pensamientos incesantes se engloban en una misma burbuja que explota, esparciéndose, llenando cada rincón haciéndote recordar lo miserable que llegan a ser algunas cosas.

<<Hay personas en peores condiciones. Aún así, me gustaría no vivir en la locura.>>

Desesperada camino de un extremo a otro de la habitación. La lluvia del exterior me impide ver el sol. Arbitrariamente, pienso en el intenso deseo caprichoso que se profesa en mí: la mejor solución para evadirme de este mundo.

<< Deseo intensamente subir al tejado, envolverme en el humo de una narcótica sustancia, observar el cielo que me cubre y olvidar todo lo que soy por unos instantes.>>

No puedo. Lo deseo, pero mi conciencia me impide llevar a cabo acciones inconscientes.

Los pensamientos se intensifican. Uno encadenado a otro, me llevan a pensar en múltiples temas que afectan el día a día. Mi pecho palpita como caballos en una carrera de aurigas. Mi rostro se contrae, noto como los ojos se empañan y creo poder desahogarme al fin. Mas aun la presión acumulada es tan grande, que todo desahogo es poco.

<< Deseo intensamente abarcar una botella de alto grado alcohólico, correr a la explanada más cercana, tumbarme en el amplio campo, fugarme de mis pensamientos y de estas paredes que me encierran.>>

No puedo.

<<¿Realmente podré hacer algo? Todo eso perjudicaría tanto mi salud... Que soy incapaz de ejecutar tales acciones. Pero verdaderamente lo necesito... >>

Me observo en el espejo. Mi palidez extrema, mis párpados caídos, la coloración amoratada del párpado inferior remarcada por las lágrimas derramadas... Mis labios, dibujando una triste línea caída...
Me observo.

Observo mis delicadas venas. Mi fina piel. Observo el lavabo del baño que hay en la habitación de al lado. Observo mi alrededor. Abro el grifo y miro cómo resbala esa agrupación de gotas por el desagüe. Aprisiono el tapón contra él y dejo que se produzca un cúmulo más o menos intermedio.
Rozo el dedo índice derecho por la muñeca interna contraria en la dirección del decúbito y posteriormente de manera vertical. Regreso a mi habitación y me siento en la cama.

<<No quiero hacerme daño. Pero es el único modo con el que desahogaré mis penas.>>

Empiezo a sollozar y camino lentamente hacia el cajón de mi acomodador. Agarro la cuchilla con la que realizo mis atavíos personales y regreso al baño.

Mi semblante contrariado enmarca la fuente que de mis ojos emana, y siento el dolor penetrar en mí. Sangre arremolinada que se expande colorea el agua, y en ese momento, mis pensamientos enmarañados se vuelven aún más pesimistas y cerrados. <<¿De verdad estoy haciendo esto?>> <<¡Para! ¡No lo vuelvas a hacer!>> <<Moriré por un simple capricho psicótico>>... <<¿Qué he hecho?...>> ... <<¿Qué...?>>... Siento que mi cuerpo no puede mantenerse con naturalidad en pie. Siento como cae sobre sí mismo y mi cabeza da vueltas. Mi vista se enturbia y mis lágrimas desaparecen. Me vuelvo consciente de lo que hice y sólo me queda rezar a seguir viva después de esto y...
...esperar...

<<Mamá, papá, perdonadme. Todos, perdonadme.
"Yo"... perdóname. >>

No quiero que desaparezca de mí nadie que me importe. No quiero desaparecer de entre ellos.

...Desaparecer.

<<Mis impulsos me dominaron; a mí y a muchos otros. Debería haber aprendido a controlar y dosificar completamente las tentaciones. Cuando despierte de mi desmayo, espero volver a sonreír, volver a pensar las cosas dos veces antes de ejecutar cualquier acción>>

Repentinamente abro los ojos, mi madre está delante de mí. Me pregunta qué quiero cenar y obliga a levantarme que llevo media tarde dormida. Al parecer soñé mi suicidio, por las gilipolleces que me pasan por la mente cuando me siento mal... pero que no cometo por ser consciente.

Además, vida sólo hay una, y todo tiene solución salvo la muerte.

Texto - Tic Tac.

...TIC TAC TIC TAC TIC TAC...

...El tiempo pasa y no nos damos cuenta. Los segundos, las horas, los sucesos... la vida. Todo avanza, no hay vuelta atrás. Para repetir algo hay que volver a hacerlo, pero ya no tendrá la misma intensidad, los mismos sentimientos que una primera vez.

Las arrugas dibujan la piel. La blancura se hace con nuestros cabellos. El alma es más sabia. Nuestro corazón, menos sufridor. ¿Madurez? Poco a poco se alcanza. Pero a pesar de ser más conscientes de lo que es real y soportar mejor los golpes, aún habrá sollozos, aún lloraremos. Estamos vivos, tenemos sentimientos; nos mueven. Con su ausencia, no nos sentiríamos realmente en vida.

¿Te gusta sonreír? ¿Quieres llorar? Hazlo.
¿Quieres correr? ¿Quieres gritar? ¿Saltar? Hazlo.
Aprovecha cada momento.

El tiempo es efímero... ¿aún sigues pensando en desperdiciarlo?