31 de agosto de 2010

Poesía (enreversada) - El Amor

Porque el amor es un camino de cenizas fecundas,
la amistad un conjunto de sonrisas profundas;
a veces engañadoras, a veces reales
que sólo permanecen en segundos afables.

Porque en los momentos de odio pienso en amor,
en momento de amor rehuyo del odio;
tolerante me siento ante todo el placer
de sentirme querida, amada y querer.

Querer correspondencia, paz y reminiscencia
de todo recuerdo vivido y porvenir,
de todo aquel que mi alma completa
calmando el murmullo de la descontrolada sed.

Tu alma se agita tempestuosa en sus ojos
sangrientos del emane continuo del dolor;
chocaste en su fuero y un sentimiento de odio
de toda su calma fue el que nació.


Dañaste imperante esa felicidad constante
que parecía emanar de sus poros brillantes,
apagando su fuego y creando cenizas
que solo volaron revelando su vista.

La bella flor, alegre y esbelta
marchita, y seca crujiendo en el acto
su delicado cuerpo, de agradable perfume,
pálido, joven, pequeño y delgado

¡Oh!, soledad impetuosa, que se alza ante mi,
me acompañas por las noches, solitaria sin dormir
yaciendo cadáver en mi lecho, inmóvil
al llover en mi cara símbolos del dolor.

Querías complacer esa parte de tu alma
que rota quedó por ese amor incontrolable;
querías complacer ese “tú” del pasado
que lloró por amor tantos y largos años.

Mas mi presencia, inocente y piadosa,
aunque a veces en su pasado goza
intentando complacer promiscuos pensamientos,
pienso en el amor que por ti siento...
se esfuma cada suspiro de anhelo.

Mas tú como animal en celo
retomaste camino de la nostalgia,
Fortuna te mostró el final de tu deseo
que recogiste rememorando ayer amargo.

Rompiste bellas promesas ulteriores
donde creaste realidades falsas,
encendiendo una nueva y poderosa llama
que luego acabó por quemar mi sustancia,

destrozada, quedando oculta bajo la mentira.
¡Arrincona el pasado y vive el presente!
Los amores que no fueron antes
son ahora solo recuerdos inertes.


Me desvestiste pasional, de carne y alma,
descubriste profundidades inéditas,
te retozaste entre mis gracias femeninas
que yacían virginales y secretas.

Me acompañabas en constantes momentos
desde los más placenteros a los tormentos;
siempre conté con tu compañía que
me despertaba, y por las noches, dormía.

Empero la soledad ahora fenecida me hace;
por mis ojos sangre transparente brota,
arremolinándose en los charcos que me rodean.
Mirada perdida en un imperceptible punto del aire

y enmudezco, sin palpar en mis labios sonido,
que ahora pálidos sin color reposan.
Se sienten muertos, vacíos como mi individuo,
No son aquellas que besaste carnosidades fogosas.

Amores falsos, jinetes del desierto,
secando a su paso corazones bombeantes.
El frío cubre ahora como el hielo superficies
mi interior sin poderlo parar,

no me digas, vida mía
que lo nuestro sólo fue amistad.
Porque tus sonrisas fueron pura farsa
entonces, y ahora solo ansío llorar...

Te solazaste sin yo saber, con aquel amor
que jamás antes te dio ese placer;
más vale no dejarse llevar por los recuerdos...
o agoniza el presente y flamante querer.

Soy ahora como Eros, que te salvó
del abismo oscuro del dolor;
el tormento se anidaba en tu alma
y un despertar resurgió.

Renacimiento íntimo,
una nueva época de esplendor;
antes no te fue correspondida,
y ahora ¿es así como pagas mi amor?

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