Hoy yazco en los cielos, mañana lo haré en mis infiernos,
experimento altibajos cual balancín astral soy;
tu voz me decepciona cuando escapa de mis sueños
y presencia inexistente entre mis recuerdos del hoy.
No te tengo en ningún lugar: ni ahora, ni ayer ni mañana;
vives ufano tus días mientras yo me ahogo en mis lágrimas;
tu existencia entorpece mi vida, de dulce la torna ácida
pues tu ausencia es antojadiza y en breve consume mi ánima.
Quiero que me quieras como siempre he pretendido
o bien decepcióname como nunca he querido:
confío en tus palabras y en tu bella existencia;
ámame, u ódiame pero aparta tu presencia.
Hoy vivo entre mis gritos, mañana en el silencio;
tapaderas de la corroyente herida me construyo;
si me vienes con simpatía a la luz sucede un cencio
que augura que este amor será siempre tuyo.
Requiero que el destino obedezca mis plegarias,
hacerme del amor preparada boticaria;
mi cabeza está cansada y mi corazón abatido,
por favor, ódiame y condúceme al olvido.
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