12 de octubre de 2011

Texto - ¡Ay... mi vicio!

Sólo una onza de chocolate negro, puro, bastó para colmar mis pensamientos, para recordar la pasión que por ti sentía. Fuego; ardiente deseo de agarrar tu cabeza y tirar de tus pelos, suaves, y unir en un fogoso torbellino mis necesitados labios con tu tentadora boca. ¡Fuego! Meter mis juguetonas manos bajo tu camiseta, buscar tus hombros, presionar mis pechos a tu cuerpo y bajar mis manos por tu espalda arañando felinamente, mientras mis carnosidades te dejan marcas de maquillaje en el cuello destapado. ¡¡Fuego!! Susurrar en tu oído toda palabra que jamás te dije mientras humedezco tus pantalones…

Fuego, y me enciendo un pitillo entregándome a todos los vicios esta noche. Y aquí permanezco, en una esquina de mi habitación con mis cigarros, una copa, mi chocolate y en mis pensamientos… tu cuerpo.

1 comentario:

  1. jajaja, me encanta cuando al final la historia da un inesperado giro... escribes muy bien tia, me alegra mucho haber descubierto esta faceta tuya

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